La tortura china de los cordones

- Mamá, ¿sabes esos plastiquitos de los cordones de los playeros?
- Sí, ¿qué pasa con ellos ?
- Que los quité!!

Con la mejor de sus sonrisas angelicales. No fue uno de mis hijos, no, esta conversación me tocó presenciarla sólo de testigo. Pero tranquilamente podría haber sido, porque algo pasa con esos plastiquitos de los demonios que siempre acaban ausentándose de su puesto. Y qué tortura pasar el cordón por los agujeros después!!!

Pues en esas estaba con unos playeros de Nel (ya sé que por ahí en el ancho mundo se les llama "deportivas", "tenis", "zapatillas" y qué sé yo de cuántas formas más, pero para mí estas cosas son y siempre serán playeros. Aunque no los llevemos a la playa ni en broma) después de pasarlos por la lavadora, y de pronto se hizo la luz en mis tinieblas mentales... ¿¿cómo no lo pensé antes?? Alguna vez intenté arreglarlo con un trocito de celo, pero jamás y cuando digo jamás quiero decir JAMÁS DE LOS JAMASES quedaba bien. Esta vez probé con un poco de cola térmica, y froté con los dedos para dejarlo estrecho y compacto... ¡¡¡y así sí!!!

Vale, sí, muy probablemente sea la madre de todas las solemnes tonterías, pero tenía que compartirla, es... ¡¡una tontería capaz de hacerme muuuuuy feliz!! Si seré yo fácil de hacer feliz...