Sí, una locura... una locura tremenda!! Con lo acostumbrada que estaba yo a las agujas del 8, que las del 4 ya me parecían el colmo de la minuciosidad, de pronto me veo tejiendo con unas del 2 y medio ¡era una sensación de no acabar nunca impresionante!
Encima, como una es muy temeraria, tejiendo lana negra, de esa que con luz artificial no se distingue un punto del anterior ni del siguiente... ¡qué ganas de complicarme la vida!
Pero todo tiene su lado bueno, y tejiendo de esa forma tan lenta tuve tiempo de pensar, pensar... en ese hilo que va y viene de una aguja a la otra, dejándose hacer... en el movimiento de los dedos que parecen saber por dónde tienen que ir sin que el cerebro les diga nada... y sobre todo, en la cabeza pensante que discurrió que con dos agujas largas se podía convertir un hilo en ropa. Porque una lleva toda la vida viéndolo y parece de lo más natural ¡pero eso lo tuvo que inventar alguien! ¡y anda que no tiene mérito, a mí no se me ocurriría jamás!!
Y pensando, pensando, acabé llegando al mismo sitio de siempre: que me parece a mí que tenemos unos cuantos "héroes" de los que se acuerda todo el mundo por haber inventado cosas, que si el teléfono, que si la radio, que si yo qué sé, pero nadie se acuerda de los héroes de verdad, los que inventaron cosas sin las que habría sido bastante más difícil sobrevivir que sin teléfono: la ropa tejida, por ejemplo. Y me imagino a una pobre mujer medio a oscuras, improvisando cómo hacer que aquella hebra de lana larga, larguísima, sirviera para abrigar a alguien. Que antes tuvo que haber otra que discurriera cómo convertir el abrigo de las ovejas en hebras de lana, por cierto, tela marinera con el proceso, ves a una que lo domine y parece fácil y todo... ¡pero prueba, prueba! Y estoy segura de que fueron mujeres, y segurísima de que todo esto lo discurrían después de haber trabajado como mulas el día entero, a la hora que se supone que deberían descansar, en una casa oscura y húmeda y fría... ¡¡estamos aquí de chiripa!!
Pues eso, mi pequeño homenaje a las pioneras de todo, a las inventoras de técnicas que quitaron el frío a la humanidad durante siglos. Y aunque ahora haya unas máquinas estupendas que lo saben todo, siempre quedará el placer de ver cómo te crece entre los dedos la prenda que querías (bueno, más o menos la que querías... a veces ni eso!) mientras se te va una sonrisa de los labios, porque te sientes a gusto, porque ahora tejemos con luz, y en un buen asiento, y en una casa templada...
A mi también me da por pensar en esas mujeres "inventoras" muchas veces. Qué machista que es la historia.
ResponderEliminarÁnimo con las agujas del 2'5, yo todavía no me atrevo.
Agujas del 2,5 apufffff...
ResponderEliminarMe uno a tu homenaje a las "inventoras", que grandes!!!
Suscribo todo lo anterior. Cuanta monotonía rompieron en mi juventud esos inventos...
ResponderEliminarLo bueno también de las "labores" es que nos permiten relajarnos y pensar, y reflexionar precisamente acerca de cosas como las que tu nos cuentas. ¡¡cosas importantes!!
ResponderEliminarAnimo con las agujas..ya nos enseñaras el resultado ;)