2/10/15

La última

Hace ya casi un mes (uff, es que el tiempo vuela!) fue el cumple de mi mami. Fuimos todos juntos a comer, le regalamos una escapadita, y a mí me apetecía un regalo de los de envolver y dar en la mano. Después de darle unas vueltas en la cabeza, acabé haciéndole un joyero de tela, algo que ella tenía en la cabeza desde hace tiempo, buscando la manera de que todo quedara bien recogido...

No sé si es como ella había imaginado, pero así quedó:



Lleva un relleno de goma eva para darle cuerpo, un montón de trabillas con snaps para sujetar anillos, pendientes o collares, y dos bolsillos de red para lo que se tercie.



Y el cierre, magnético. Creo que ya sé cómo lo mejoraría si hiciera otro, pero... tampoco será cuestión de hacer otro simplemente porque se me ocurrió cómo mejorarlo, no?



Estas cosas que se cosen así, improvisando sobre la marcha, no sé si son las que mejor quedan... pero son las que más se disfrutan!


Y ahora toca explicar el porqué del título de esta entrada... Aquí una servidora lleva unos cuantos meses, ya camino del año, intentando disimular y convencerse a sí misma de que puede llevar una vida normal. Y resulta que no. Mantener las cosas delicadas a salvo de Lía, a Lía apartada de las cosas peligrosas, el pelo de seres vivos lejos de las manos de Lía, los alfileres fuera de su boca y siquiera un tres por ciento de los utensilios de casa dentro de su armario/cajón/estantería/sitio, reconozcámoslo: es una tarea a tiempo completo. Últimamente disfruto más que nunca cuando me siento a coser, por lo que el momento tiene de evasión del mundo, pero me arrepiento con creces cuando descubro el estropicio formado en algún lugar de la casa mientras yo le daba alegremente al pedal. Botes de jabón vaciados en muebles, cristales de vaso en los bolsillos de la ropa de la renacuaja, niña subida a una ventana (sí, en plan Spiderman, por suerte la ventana estaba cerrada!), harina, azúcar o aceite por el suelo... Un sinvivir.

Así que, antes de que la afición que me ayuda a mantener la cordura me cueste acabar chiflada, me declaro oficialmente retirada del costureo hasta que mi enana se tranquilice un poco, yo tenga superpoderes, o aparezca alguien con ganas de cuidarla un rato al día. Lo que pase primero. Estoy casi casi segura del todo de que tendré muchas ganas de coser cuando vuelva a ver el momento...




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