A mí misma me sorprende que necesite esa fuente de calor artificial con el veranito que llevamos, que estoy más que harta de pasar calor día sí y día también, pero... son las maravillas de la biología femenina, que puedo estar sudando hasta por las uñas y aún así necesitar algo caliente encima de la barriga. Y la grima que me da si me paro a pensar en ello... algo caliente... aggghhh!
Si soy sincera, llevo mucho tiempo detrás del cojín. Concretamente una vez al mes -más o menos- cuando venían los encantadores cólicos a visitarme, me lo prometía a mí misma: "para la próxima, ya tendré el cojín hecho". Sí, sí, y yo que me lo creo... quizá si no hubiera habido otras cosas por medio, no sé, gente por ahí proponiendo planes interesantes... que si 241, riñoneras, faldas, paquetes viajeros, sarouels... es que seamos honestos: casi cualquier proyecto suena más apetecible que un mísero cojín de semillas, no? Y así un mes, y otro mes, y... pues no, de ésta no pasa.
Para que no volviese a quedar apuntado en
La forma, pues al tuntún, pero me parece apañada para poner en la barriga. Y no quería un cojín cuadrado sin más, jolines, después de tanto tiempo por lo menos hacerlo original.
Le puse un par de snaps en las puntas para poder sujetarle una cinta y sujetarlo a la cintura cuando no sea posible el tratamiento integral (calorín + sofá) y tenga que seguir funcionando. Y ahora me da taaaaaaanta rabia y taaaaaaaanta vergüenza haber tardado tanto en ponerme y tan poco en hacerlo...
Dos minutos para elegir la tela, puros recortes. Unos diez minutos para cortar y coser la bolsa interior y meter el relleno. Otros veinte minutos para la funda exterior, y ya. Así que llevaba meses con ganas del cojín y no lo tenía por no dedicarle TREINTA Y DOS MISERABLES MINUTOS!!!!
¿No es para arrearse una autocolleja con efecto?