No lo voy a negar, a mí me gusta un montón quejarme cuando las cosas no son como creo que deberían ser. Eso que llaman derecho al pataleo, no me lo salto ni en broma. Pero también es verdad que me gusta reconocer y agradecer cuando las cosas sí que se hacen bien hechas. Y por eso hoy voy a dedicar un ratito a dar las gracias...
En el último cumpleaños de Nel, le regalamos un set de Lego. Encantado de la vida, se puso a montarlo justo entonces, y después de unos cuantos pasos de aquellas instrucciones laaaaargas, se encuentra el pobre con que le falta una pieza. Revolvimos todas las que quedaban en la caja, movimos muebles por si se había colado por algún sitio, revisamos una y mil veces, y al final la sustituimos por una del mismo tamaño aunque distinto color, de las que ya teníamos en casa. Él terminó de montar su camión de bomberos, descubriendo que sobraban algunas piececillas chiquitinas y otra no tan chiquitina, y yo decidí buscar en la web de la marca cómo pedir la pieza ausente. Más que nada por quitarle el chasco a Nel, pero también porque es una marca que me acompaña desde muy pequeña, que me encanta, y de la que esperaba una respuesta satisfactoria. No me apetecía nada que se me cayera un mito en aquel momento!
Unos días después de escribirles, tuve una respuesta en el email: que habían enviado la pieza y llegaría en pocos días. A los dos días estaba en el buzón, perfectamente embalada para viajar y acompañada de una carta en la que se disculpaban por el error y nos aseguraban que se esfuerzan mucho en evitar que pasen cosas así. Le di la pieza a Nel, le enseñé la carta y él sugirió que deberíamos enviarles las piezas que venían de más en la caja, ya que la que venía de menos nos la habían dado. Muy justo mi niño.
Pero no acaba aquí la historia, no! En los días que habían pasado, el camión había sufrido las condiciones de vida de un juguete en esta casa, y se había desmontado por un par de sitios. Nel que se pone a reconstruirlo, aprovechando para colocar su flamante pieza nueva, y... descubre que no faltaba tal pieza, que la había colocado por error en el lugar donde debería ir otra, un poquito más pequeña... que habíamos pensado que sobraba! Jajajajaja qué momento de risa pasamos, por favor! Y entonces sí, estaba completamente convencido de que teníamos la obligación moral de escribir "a los chicos de Lego" y devolverles la pieza, pidiendo perdón por el despiste y por las molestias. Qué menos, no?
Volvimos a escribirles a través de su web, explicando todo bien, y el mismo día recibimos respuesta... que por supuesto no hace falta que les devolvamos la pieza, que la conservemos como recuerdo, y que les alegra que hayamos quedado satisfechos con su servicio. Más majos ellos...
Pues eso, que probado y puesto a prueba el servicio al cliente de nuestro juego favorito, teníamos que decirlo públicamente: ¡esta gente es muy maja!
qué bien!!! claro que también hay que contarlo!
ResponderEliminarJaja, qué historia! muy legal tu Nel. La verdad es que con el Lego (y el Tente, que no sé si aún sigue existiendo, al menos en mi casa lo conservamos) pasamos muchos ratos entretenidos. Yo es de las cosas que siempre pido para ellos, puedes ampliar, desarrollar imaginación... De mis preferidos
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