Circuito eterno

Hace ya más de tres años del día en que Nel me pidió que le dibujase una vía de tren para que corriese su tren de juguete. Aún no tenía las vías de madera... Yo le dibujé una vía en un trozo grande de papel, pero al arrastrar el tren por encima se arrugaba todo y "no sunsionaba". Entonces pedí en la tienda de debajo de casa un cartón grande, y le dibujé una vía por un lado y... ya que estaba... una carretera por el otro. Fuimos poco a poco dibujando más detalles, y empezó a jugar con trenes y coches en su circuito nuevo. Así lo llamó siempre, "el circuito"...

Si llego a saber que se iba a encariñar tanto con él... Más de tres años, cartón todo arrugado, una esquina rota... pero ahí sigue, al pie del cañón, aguantando coches y trenes y lo que se le ponga por delante!

Ahora ya hace tiempo que Chus también juega con "el juircito" (el idioma chusés es lo que tiene, que es muy pintoresco) y está perdidamente enamorado de él, así que yo voy haciéndome a la idea de que será la reliquia más preciosa de la familia. En otras casas tienen una cubertería de plata o la vajilla de la tatarabuela, pues nosotros legaremos de generación en generación el circuito de cartón...

Y bueno, pues este circuito es la razón de que una ciudad de fieltro para coches lleve varios meses en la pila de cosas inacabadas... ¡total, si ya tienen una ciudad para coches que les gusta un montón!