A la fuerza ahorcan: cosiendo baberos

No es que yo tuviera especial gana de coser un montón de baberos, pero resulta que los exploradores del siglo XIX eran unos mindundis, porque las fuentes del Nilo no hacía falta ir a buscarlas por allí tan lejos en el corazón de África: están en mi casa, sí, las tengo yo, en la boca de Lía! Es alucinante la manera de soltar babas que tiene esta peque... ¡no quiero ni pensar cómo va a ser esto cuando empiecen los dientes!

Pues nada, a coser baberos, chica! Busqué retales porque los baberos son una manera estupenda de usar los recortes de tela, y volví a usar los patrones de Mi rincón de mariposas que había usado aquí. Por detrás puse polar en unos, y una tela de tapicería (de un muestrario) gordita y un poco acolchada, que realmente no veía en qué usarla. Y con paciencia y un buen rato...

¿Se ven algunos snaps de más en la parte inferior de los baberos? ¿Sí? ¿Para qué son?? Pues para resolver otro problema que teníamos últimamente con Lía: ella usa chupo, y tiene una tendencia marcada a lanzarlo al suelo allí donde más sucio está (léase la calle). Nos tenía fritos de agacharnos a recoger el dichoso chupo, la verdad. Y resulta que yo les tengo cierta manía inexplicable a los chupeteros esos que se sujetan a la ropa. No me preguntéis por qué, el caso es que no los puedo ni ver. Y discurrí esta cinta para sujetar el chupo:

Vaaaaaaaaaaaale, os enseño cómo se sujeta... y de paso demuestro que cosí un buen montón de baberos!!

No tengo fotos de la peque con babero, por ahora al menos. Se siente, no siempre está la cosa pa fotos... ¡para hacerle una foto tengo que dejar de achucharle los papos!