13/11/12

Pensando en los demás

Hace unos días vi este documental... y no se me quita de la cabeza! ¡¡fueron los 50 minutos de leer subtítulos mejor aprovechados de mi vida!!

http://www.youtube.com/watch?v=f9WzX5Svi3k&feature=related

Muestra las vivencias de un maestro japonés, Toshiro Kanamori, y sus alumnos de cuarto. El maestro se propone que sus alumnos creen vínculos entre ellos, se respeten y crezcan juntos, y ellos lo hacen... y son felices. Estoy rendida a los pies de ese hombre, qué pedazo de maestro, qué persona tan excepcional... qué pena que no haya millones como él entre nosotros, enseñándonos a valorar las cosas importantes de la vida...

Y qué maravilla ver a esos niños aprendiendo a respetarse, a ayudarse, a reconocer sus errores, a todas esas cosas tan importantes y que tanto trabajo cuesta aprender en la vida ¡tanto que muchos no lo consiguen nunca!

Me gusta pensar que hay muchos como él por el mundo, que no nos damos cuenta pero están ahí, mejorando las cosas calladamente. Y fantaseo con que mis hijos se tropiezan en la vida con uno, dos, diez de esos maestros que les cambien la vida para bien y para siempre. No es utopía, sé que existen... ¡¡y yo soy muy optimista!!

Últimamente las cosas se me antojan confusas, extrañas, contradictorias, cuando pienso en la educación. Cada vez más estoy convencida de que no es tan necesario como se cree el aprender la tabla de multiplicar, ni las provincias de España, ni las partes de la célula, ni nada de todo eso, mientras no seamos capaces de empatizar con un compañero, asumir responsabilidades o idear nuestra propia solución a un problema real. Cada vez me pesan más todas esas horas que los niños pasan en un pupitre, no por el pupitre ni por lo que hacen en él, sino por toda la vida real que dejan de experimentar mientras tanto...

Y llego a ese punto sin salida en que me pregunto para qué tanta información, para qué tanto reflexionar, para qué cuestionarme cosas con las que no soy capaz de cortar. No me gusta vivir en esta contradicción... no suelo aceptar las contradicciones fácilmente, sólo porque los demás lo hagan. No suelo dejar que se abran grandes brechas entre lo que opino y lo que vivo... excepto en esto. Y me escuece.

De todos modos, y aparte de mis elucubraciones y mi desasosiego existencial, este es un gran documental. Merece la pena verlo, aunque se llore tres o cuatro pañuelos, aunque se sueñe tres o cuatro noches. O precisamente por ello.


4 comentarios:

  1. Me encanta ese documental, y el profesor Kanamori, ya es para mi una de esas personas para admirar por siempre.

    Yo también recomiendo a todo el mundo que lo vea, porque algo cambia en ti una vez has visto ese documental.

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  2. han sido tres pañuelos, gracias!

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  3. Estupenda visión para antes de salir a la calle en estos convulsos tiempos

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  4. yo tb ya lo he visto y tus dudas tb son las mias, tu cuarto parágrafo resume todo, estarán perdiendo tiempo en el cole?

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