Abrigo de pana

Era algo que me hacía mucha ilusión y a la vez me asustaba un poco, hacerle todo un abrigo a Nel para este invierno. Y resultó que no iba desencaminada con la ilusión (ahora que lo hice aún me hace más) pero sí con el miedo: no fue para tanto!!

Había elegido una pana roja, muy roja, y gordita. Y no sabía muy bien con qué forrarlo... polar me parecía buena idea, pero no encontraba polar de una calidad aceptable y un color que me gustase para poner ahí. Forrarlo de camiseta o algodón mejoraba las posibilidades de encontrar la tela adecuada, pero... ¿y para que abrigue? Entonces me acordé de la manta pulgosa:

De aquella época en que al viajar en avión aún te daban una manta y una almohada, pero ya no de la época en que la manta era buena... Lleva conmigo años, desde un memorable viaje de grupo a Tenerife allá por 1999 en que Iberia se quedó sin unas 30 mantas y almohadas (¿a que va a ser culpa nuestra que dejasen de darlas?) ... ¡qué de recuerdos alucinantes!

Es una especie de polar cutre, muy cutre, pero abriga. Parece que se va a desintegrar pero luego no se desintegra (lleva unos cuantos lavados y no, desintegrarse no), pero desde luego no es para ponerlo a la vista... y menos con el logotipo pintado en medio! Así que decidí hacer un bocadillo: pana por fuera, cutremanta pulgosa de Iberia en medio, y algodón por dentro.

El forro de algodón, y las costuras imperfectas en el megabocadillo
de capas de tela en la unión del hombro con la capucha

Una vez decidida la tela -o el conjunto de telas más bien- me faltaba el formato. Tenía un par de patrones de sudaderas abiertas, uno de una cazadora y claro, el de la chupa. No me apetecía repetirle la chupa... jo, es que ya había cosido dos!. La cazadora no me acababa de convencer, me parecía corta y tenía una forma fea para alargar. Y las sudaderas tenían muchas papeletas, pero me iba a tocar modificar lo suyo para llegar a la idea de chaquetón que yo tenía... ¡menos mal que lo de modificar patrones engancha!

No voy a decir que no me costara cierto trabajillo (y cierto número de puntadas descosidas...) montar el bocadillo y encajar en él la capucha, las mangas, la cremallera y el bajo. Además como tenía manta pulgosa de sobra, decidí que el cuerpo llevaría doble capa de relleno, así por las buenas, para mayor diversión. Pero entonces ya no había manta de sobra, al contrario, me tocó juntar piezas para una manga y la capucha, que no cabían en el retal de ninguna manera. Gusto que tiene una por complicarse la vida, qué le vamos a hacer! A pesar de todo, al final... ¡¡¡salió!!!

Y hasta me animé a ponerle algún adornín, de esos que sin cumplir ninguna función te entretienen un buen rato entre que los piensas, los colocas y los coses. Yo quería un muñeco de nieve de borreguillo en la espalda, pero Nel me aseguró que era mucho mejor un dinosaurio... y le hice caso, que para eso lo va a usar él: dinosaurio y huellas. Porque una vez se envalentona una, pues pa qué vamos a reprimirnos, no?

Los bolsillos los inventamos sobre la marcha, y la cremallera la hice detrás de la solapa, que me pareció que iba a quedar mejor. Pero se me olvidó coser los  velcros antes de acabar, y me tocó coserlos a mano. Odio coser velcro a mano!! La parte suave nada, pero la otra... grrr... ¡me hubiera valido más descoser la cremallera, poner el velcro a máquina, y volver a cerrar!

detalle de la cremallera y el velcro infernal

Y después de tantas vueltas, podemos decir que Nel está encantadísimo de la vida, y le queda así de chulo:

Claro, al verlo Chus dijo que él también quiere uno... uff! Le dije que cuando tenga 6 años le llegará el turno de usar este...  y entonces me pide permiso "pofa" para que mañana sea su cumple... ¡angelico!