17/8/12

Jugando a viejos juegos

Es impresionante el trabajo que cuesta retirar juguetes de la vida activa en esta casa... yo creo que si fuese por ellos seguirían teniendo los sonajeros a mano, por si acaso!


Generalmente no les doy opción a eternizarse con las cosas que ya no suelen usar: una vez al año hacemos "limpieza" y seleccionamos juntos los juguetes que vamos a donar (vienen al cole a recogerlos para Cruz Roja) para hacer sitio a los nuevos... porque ése es el truco, que ellos quieren que lleguen juguetes nuevos de vez en cuando!


Llegué a la conclusión de que tienen que participar en la selección, y ayudarme a llevarlos al cole, y despedirse de ellos como mejor les parezca, porque alguna vez que se me ocurrió tirar un cachivache roto y desvencijado sin que me viesen... me arrepentí en serio: de pronto un día se acuerdan del bendito cachivache, y saben que no lo perdieron, ni lo tiraron, ni lo regalaron... ¿dónde está? ¿por qué no me lo dijiste? No, no es buena idea ir a escondidas. Sigue sin gustarles desprenderse de sus cosas, pero haciéndolo conscientemente al menos lo asumen y luego no hay lamentaciones ni reproches.


De todas formas, a veces hacemos una excepción y nos aferramos a cosas, tonterías que de vez en cuando vuelven a salir de su caja y así se van ganando el indulto. Esto pasó durante mucho, muuuucho tiempo con las construcciones:



Las hice para Nel cuando aún no andaba ¡parece cosa de otro milenio! Eran cajas de cartón forradas con telas de muestrario y cola blanca. Cajas de todo: de galletas, de levadura, de zapatos, de mosquiteros, de ropa interior... Cajas de distintos tamaños, para apilar. Le duró tanto el interés por este juego, que nació Chus y nunca lo habíamos retirado. Y Chus creció, y siguió usándolo. Y había cajas machacadas que ya no se tenían en pie, cajas algo rotas, telas despegadas... pero seguía dando juego. Hizo falta que Chus descubriese el encanto del Lego (el normal, el de piezas pequeñajas, que es de las que tengo un arsenal de cuando era pequeña) para que dejasen de lado las viejas cajas

Mis viejas piezas de lego, en su saca. ¡¡Son 30 años de historia!!

Y entonces me armé de paciencia y las pelé, para tirar las telas encoladas y echar el cartón a reciclar. Delante de sus narices, claro, para no tener luego que dar explicaciones.


Los conos de papel son otro juego que a veces creo que les va a durar para siempre... y no puede haber cosa más tonta, pero les encanta!


Son cucuruchos de papel de colores, barnizados con laca para hacerlos un poco más resistentes (quizás no debí barnizarlos... me temo que los hice eternos!). No tienen más misterio que los tamaños escalonados, para poder meterlos unos en otros, y dos series con distinto ángulo de abertura. Es increíble la de tiempo que pasaron jugando a esconder conos pequeños bajo uno mayor, y adivinar cuántos hay. Incluso antes de saber contar a Chus le entusiasmaba el juego!


Que no los jubilamos, vaya!

2 comentarios:

  1. Uy, me parecen unos juguetes estupendos! Hechos a mano, reciclados y encima duran!!!

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  2. en mi casa hay demasiados juguetes... es verdad! ni donándolos ni nada... menos mal que tenemos sitio!

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