Pues sí: resulta que yo nunca les compro ropa blanca... por los motivos que cualquiera se imagina, vaya, que sólo dura blanca 15 segundos, y no me gusta lavar, tender, doblar y guardar para luego verlos sucios todo el día.
Busco y rebusco por casa, y encuentro dos camisetas de manga corta interiores, del invierno, que le quedan ya raquíticas (las aprovechamos dos años y... no dan para más) y con el cuello estirajadísimo, en fin, que parecía el pobre recién salido de un campo de refugiados. Y sí, una camiseta blanca... con un hermoso estampado de una vaca lechera que ocupa todo el delantero. No nos sirve.
Vivimos en un pueblo donde no puedes salir de casa y comprar una camiseta de niño tan fácilmente, así que pregunto a las conocidas si pueden prestarme algo, pero los niños que usan la misma talla son los de la misma edad... y también van de blanco el viernes. Una madre me ofrece una camisa de su hija, pero me temo que no le valga, porque Nel abulta bastante más que ella. Otra madre me ofrece una camisa muy formal y de manga larga, que aceptaré si no queda otra, porque la manga larga con los calores de estos días me parece una tortura para el pobre crío, y además la ropa formal no nos va mucho.
Así que al final llega el jueves y estamos así, y dedico media mañana a buscar apaño por casa. ¡¡Ah, bendita bolsa de la ropa rota!! Encuentro dos blusas mías, descartadas una por roturas y otra por manchas de óxido (no salen en la foto, pero había desgarros y manchurrones de los gordos):
Busco una camiseta de Nel para orientarme con la talla, y una camisa que me acaban de dar para Chus (¡gracias Dori!) y que me encanta, será el modelo para la forma y el estilo:
Camiseta de Nel, guía para la talla |
Camisa de Chus, guía para la forma |
Y me cargo las blusas, mido, comparo, decido que ahorro algo de tiempo si aprovecho las costuras de una de ellas, muy ceñida y estrecha.
Separo la espalda y las mangas de la blusa estrecha, y la espalda de la otra. Lo uno lo mejor que puedo, y retoco las costuras.
Corto las mangas y les hago el dobladillo hacia afuera, porque me encanta así, corto la abertura del cuello y lo remato apenas con un sobrehilado, porque lo que quiero es ponerle un bies vistoso y colorido para alegrar tanto blanco y aprovechar la camisa este verano ¡pero eso tendrá que ser después de las fotos del cole!
Espero a que Nel vuelva del cole, se la pruebo y le marco el bajo. ¡¡Horror!! Una de las manchas de óxido estará en la camisa sí o sí... nada, hacemos el dobladillo bien ancho, y hacia afuera también, y mancha tapada. Lo que se empieza en plan chapuza hay que acabarlo en plan chapuza, no?
Aprovecho el cordón de una de las blusas para el cuello, y esto es lo que queda:
Cuando le ponga el bies del cuello cambiaré la etiqueta original por una más nuestra! |
Chapucilla de media mañana, pero creo que salimos airosos ¡eh, y me encanta como le queda! Un estilo que me gusta, una camisa nada formal, como dijo su padre "qué poca pinta de foto de graduación, va a ser el hippie de la clase". ¡Me gusta, el hippie de la clase!
jajajaja eres un crack! Afortunada tú que hablas en ese idioma que incliuye palabras como "sobrehilado o "bies". Me encanta!
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