27/8/12

Historia de una caja

Érase una vez una caja, una caja de cartón. Siendo de naturaleza tan práctica, podría haber sido muchas cosas en este mundo, pero la cortaron y plegaron, la estamparon y montaron para contener cacao soluble. Tres kilos, nada menos. Así fue como la predestinaron a aterrizar en una casa con niños... ¿dónde si no podría haber ido a parar?

Un buen día llegó a mi casa, cargada de cacao y buenas intenciones. Pensaba, en sus ensoñaciones, que conteniendo tal cantidad de producto tardaría en verse desechada. ¡Pobre ilusa! No sabía ella que en esta casa tenemos por costumbre desembalarlo absolutamente todo antes de buscarle ubicación en el armario-despensa. Así que se vio, apenas unas horas después de salir del supermercado, vacía de cacao. Despojada de todos sus planes y sin más aspiraciones en la vida...

Por suerte para ella, habita en esta casa un inquilino que suele pasar desapercibido a la mayoría de personas, un inquilino callado y apacible, que se limita a ir y venir recogiendo lo que a cualquiera le parecería basura  y guardándolo para ponerlo más adelante ante mis ojos justo cuando me hace falta. Yo le llamo cariñosamente Diógenes, mis hijos lo llaman respetuosamente "las cosas de mamá", y mi compañero de fatigas suele llamarlo despectivamente "la mierda que hay por los armarios". El caso es que el buen Diógenes se fijó en aquella humilde caja de cartón, tan vistosa ella con sus dibujitos y su asa troquelada, y la apartó en una balda, seguro de que a no mucho tardar me sería útil...

Vivía la pobre caja una época de desasosiego, sin saber muy bien qué pintaba ella en aquel armario oscuro, entre el relleno de una vieja almohada, un paquete de goma eva y algunas cartulinas metalizadas. Sospechaba que en cualquier momento alguien iría a buscarla para encender un fuego o -aún peor- preparar la cama de un gato. Pero no... no era ese su destino...

Durante varios meses, desde que me propuse aprender a coser, iba yo amontonando patrones varios con sus correspondientes calcos recortados (no lo puedo evitar, los recorto, los prendo con alfileres a la tela para cortarla, corto, quito los alfileres con cuidado, y guardo el papel por si repito modelo... ¡va a ser verdad que es Diógenes!). Los guardaba más o menos ordenados en el mismo armario bajo del salón donde vive la máquina de coser, la caja de costura, otra caja con bobinas de hilo, una bolsa llena de retales, las costurillas de los peques y un montón de libros de texto más o menos añejos que usaba cuando daba clases particulares. Llegó el día en que me resultó insoportable seguir acumulando patrones de aquella manera, en aquel sitio incómodo y desorganizado. Puede que Diógenes sí sea mi segundo nombre, pero ante todo me gusta tener las cosas ordenadas. ¡¡Muy ordenadas!!

Y así la caja de cacao se convirtió en una caja de patrones. No fue un procedimiento indoloro para ella, ya que le faltaban unos centímetros de ancho para poder albergar los papeles debidamente, y hubo que cortar las solapas y plegar las aristas, pero después de sellar la cirugía con cola térmica, ponerle su rótulo y adjudicarle un hueco propio en el salón... se la veía feliz. Realizada.



No os vayáis a pensar, a mí no me convencía mucho ni poco aquella chapuza. Sí, los patrones habían ganado en orden (y probablemente en concierto también), pero aquella caja me daba vergüencilla cada vez que le echaba mano. Con lo mañosa que soy... tener esto así... y que casi a diario la uso... ¡no puede ser! Y como no podía ser, no fue.

Los acontecimientos se desencadenaron el día que decidí ponerle unos snaps para poder cerrarla en condiciones (y no por el método de arrimarla a algo que no la dejase abrirse). Cuando ya había escogido el color y todo me di cuenta de que, si ponía los snaps, la condenaba a quedarse así para siempre. Y eso no ¡no, no y no! Entonces me dirigí a la pizarra de Nel y Chus con todo el garbo que pude trasmitir a mis caderas, y corté un buen pedazo de papel del rollo. Lo extendí en la mesa del salón, lo decoré como se me fue ocurriendo, y forré la caja con él. Entonces puse los snaps, y la humilde caja de cacao quedó convertida de una vez y para siempre en MI CAJA DE PATRONES.



Y tal vez sea feliz, aunque dudo bastante que consiga algún día llegar a comer una perdiz ¡hay cosas que ni en los cuentos cuelan!

¿Cómo la veis?

7 comentarios:

  1. Soy una enamorada de las cajas, guardo todas las que caen en mis manos, por si acaso, para envolver un regalo, para guardar cosas, para forrarlas y decorar... tengo muchas pendientes de forrar, algunas porque no me he inspirado y otras, porque el sistema de cierre no me convence, pero el momento snap me ha encantado, así que igual me pongo manos a la obra!!!

    ResponderEliminar
  2. Jajaja, que mona y que historia! Como no te he descubierto antes! jajaja. Yo te recomendaría forrarla con forro de este de pegar para que te dure más, yo cuando forro algo con papel y lo uso mucho acaba desconchandose por las esquinas y al final se me rompe o desgasta, o mancha. Está muy chula y hasta puede que te copie, que tengo un cajón con los patrones de cosas de niños y está a tope...le está llegando su hora de organizar eso...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por el consejo. No se le nota mucho a la vista, pero está barnizada con laca tapaporos para que todo quede en su sitio. La intención es darle otra mano hoy o mañana (no sé que le pasa a mi bote de laca, pero no acaba de endurecer hasta que pasan días... y no sé si necesita otra capa o no!) y si no queda bastante consistente te haré caso con el plástico. Pero es que el plástico brilla, y todo lo que brilla llama poderosamente la atención de las uñas de Chus ¡a veces es como tener gato!

      Eliminar
  3. que guapa!! Yo necesito una solución para mis patrones ya! llevo unos días desenchufada, voy a leer tus entradas a ver que has estado haciendo!"

    ResponderEliminar
  4. Me encanta como escribes,no Lo puedo evitar,simplemente me encanta,y la caja a partir de ahora es la señora caja,si señor!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nada, mujer, no lo evites!! Si yo te agradezco un montón que colabores con mi autoestima!!

      Eliminar
  5. "con todo el garbo que pude transmitir a mis caderas" JAJAJA
    Esos andares los conozco ^^

    ResponderEliminar

Di algo, no te cortes... ¡que estamos en confianza!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...