Qué gusto, qué suerte tener amigos así, con la puerta de casa siempre abierta, con tantas conversaciones interesantes, con esa vida tranquila en un lugar increíble, y encima con dos peques más o menos de la edad de Nel y Chus con los que jugar a lo bruto, correr, reirse y pelearse, leer cuentos y relajarse...
Ana, David, Antón y Pedro ¡¡sois estupendos!!
Aunque estuvimos tranquilos en casa la mayor parte del tiempo, hicimos un montón de cosas a-lu-ci-nan-tes. Veréis, veréis...
*vimos cómo un asturcón tiraba de un trineo cargado con
*los peques montaron en el trineo en el trayecto que iba vacío
*ayudamos a meter el rebaño de ovejas xaldas en la cuadra,
*saludamos a Atenea, una mastina grande como una montaña que no se estresa por nada del mundo... y que nos puso hasta arriba de babas ¡¡aggghhh!!
*recogimos infinidad de moras para hacer un helado riquíiiiiiisimo
*hicimos (y comimos) helados de chocolate, de pistacho y sí, de moras. Y no sabemos cuál nos gustó más!
*viajamos en una furgoneta "gaaaangue, enome, y de color green" (versión de los hechos de Chus)
*nos bañamos en el río Negro, que a pesar del nombre está limpísimo, en una poza con jacuzzi y todo
*exploramos un viejo molino junto al río, lleno de murciélagos adormilados, y vimos la presa del río, el canal por donde iba el agua... todo, todo
*perseguimos a Coquito, una gata un poco esquiva, y acariciamos hasta la extenuación a su hermana Xana, mucho más mimosa
*fuimos a pasar un día a la playa de Otur, una playa estupenda con río, cuevas, pozas, túneles... ¡perfecta para exploradores! Marea baja, marea alta, cubos y palas, balón, sillón hinchable, camiones y carreteras, saltos de ola, agua fría, agua templada, sol, sombra, empanada y bocadillos, arena hasta en el último repliegue de piel, salitre en el pelo, y al final ese cansancio tan agradable...
*pero después de la playa aún nos pegamos una sesión intensiva de caballitos, hinchables y camas elásticas en el día del niño de las fiestas de Navia. Unos churros deliciosos ¡y a dormir el viaje de vuelta!
*los peques inventaron y disfrutaron el baloncesto más cesto y menos balón de todos... y de esto es de lo único que tengo foto, mirad qué punto y decidme si no es el baloncesto más auténtico del mundo!!
*Antón y Pedro les enseñaron a Nel y Chus su arte para clavar puntas en un trozo de madera, y todos practicaron un rato ¡con un martillo de verdad! ¡¡divertidísimo!!
*jugamos con arena, serrín, excavadoras y carretillos. Con barcos y castillos, con camiones y animales. A las cartas y al ajedrez. En casa y en la calle. Todos juntos y de dos en dos.
*nos permitimos no acordarnos la cámara de fotos, dejar el móvil en la cocina todo el santo día, y que casi se nos olvidasen las contraseñas de internet. Y qué bien sienta, eh!!
Por todo esto, porque no es la primera vez y porque no será la última, chicos... ¡¡gracias!! ¡volvimos nuevos!
Esperamos veros pronto otra vez!!!