10/1/13

¿Quién vive en la piña debajo del mar?

La primera vez que Nel eligió de qué quería disfrazarse... no podía ser de otra manera, el inevitable, el omnipresente, el tantas veces aborrecido Bob Esponja!! Y claro, Chus aceptó encantado ser Patricio...

Para Bob lo tenía muy claro, es tan rectangular... una caja de cartón y poco más! La forré con una bayeta vieja (no vas a gastar una nueva, sirviendo la vieja), papel blanco y marrón, un retalín de camiseta roja para la corbata... Los leotardos blancos que antes habían sido de pitufo y después teñidos con té para el troglodita, esta vez los teñí de amarillo. Que no quedó muy amarillo porque no tenía tinte y usé un par de barras de rotulador... pero en fin. Esta vez ya no le quedaban grandes, no, llevaba el pobre el tiro cerca de las rodillas, todo tirante... ¡pero con unos leotardos basta, en una casa sin niñas!! Y unos calcetines blancos con las rayitas roja y azul pintadas a rotulador, que luego al lavar se fueron.
























Para Patricio tenía un pijama de una pieza color rosa, pero necesitaba taparle con algo el estampado de la barriga... Compré en los chinos una toalla mala malísima, pero rosa, y al final me lié... y le hice un pantalón y un jersey, porque no era el mismo rosa del pijama, y... bueno, porque haciendo yo el jersey le ponía capucha picuda! Dos retales de camisetas viejas, verde y morada, se convirtieron en bañador. Y como las katiuskas de aquel invierno ya eran rosas... para qué quisimos más!

























(A todas estas, costuras cutres a más no poder, sin apenas rematar, sin patrón, simplemente que el niño cupiera dentro ya era suficiente ¡esa es mi filosofía de carnaval!)

Como lo mejor de los disfraces son los complementos ¡dónde va a parar! les hice unas redes cazamedusas... y unas medusas!


Las redes, con unos aros de plástico de un juego que andaba por casa, un trozo de tul de las mosquiteras de las ventanas, y el mango de unos plumeros atrapapolvo de esos que a veces es más barato el kit completo que el recambio, y acumulas varios. Para las medusas, bolsas de frutería. Jugaron con ellos durante meses!!






9/1/13

El cadáver de la Navidad

Suena un poco tétrico, pero eso es lo que tenía ayer por la mañana en la mesa del salón, después de armarme de paciencia y quitar toooooodos los adornos por tooooooda la casa. El cadáver de la Navidad.



Que nadie se alarme, en unos 11 meses resucitará y volverá a convertir la casa en un bazar... ¡ahora toca descansar la vista!

Y no, no es que yo considere que la navidad termina el 8 de enero... es que hay que recoger mientras los peques están en el cole, que si no no me dejan!!


8/1/13

Haciendo el payaso

Hoy vamos a darle un repaso al difraz de payaso, que fue el que llevó Nel en su primer carnaval escolar: el cole se convirtió en circo, y los peques de infantil eran los payasos. Cada uno a su manera...

Sí, seguramente habría quedado mejor sin el forro polar debajo, pero.. no tenéis idea del frío
que hacía aquel día!!

De un viejo vestido mío, destartalado del todo, le hice un pantalón con tirantes. Con una tela monísima que venía forrando la caja de un florero que nos regalaron al casarnos (esos regalos que a todos nos caen de vez en cuando, sí, a mi casa también llegaron) le hice un graaaan lazo para el cuello. Y con dos recortes de tela le puse puños a una camiseta blanca... la camiseta blanca del troglodita! (qué apañadina soy con la ropa de carnaval, madre...)

Un par de zapatos míos viejos que tenía para tirar sirvieron perfectamente: sus playeros encajaban dentro a la perfección! Unos lunares blancos y listos! Un campeón mi peque, que hizo todo el pasacalles por el pueblo cargando con aquellos zapatones...

Y nos faltaba algo para la cabeza... Ya, ya sé, hay pelucas a la venta baratísimas y chulísimas, pero ese no es mi estilo! ¡a mí me gusta más complicarme la vida! Así que cogí varios cuadernos suyos de colorear y de pegatinas, ya usados, y les quité las grapas y las tapas. Los llevé a que me los pasaran por la destructora de documentos (en casa de eso no tengo, no) y obtuve una gran bolsa de tiras de papel de colores. Ya casi lo tenía: puñadín de tiras de papel, atadas con un hilo, rizadas con la hoja de las tijeras y cosidas a un gorro de piscina, otro puñadín de tiras... y así hasta terminar el gorro entero. Una peluca única, exclusiva... y resultona!





Por aquel entonces Chus tenía menos de un año, y evidentemente no iba al cole... o bueno, sí que iba, ¡pero no se quedaba! El día de carnaval iba a ser su ocasión para quedarse un buen rato por allí y ver muchos niños... ¿cómo iba a ir sin disfrazar? Le apañé un disfraz de payaso con unos rombos de tela (sin rematar ni na, a lo cutre) cosidos a un peto de pana rojo (a mano, con cuatro puntadas largas, que quería poder quitarlos y seguir usando el peto!), le puse un jersey blanco por encima, un lazo al cuello, y un sombrero de papel (papel maché con folios rojos, usando como molde un tazón de desayuno) con unos cuantos "pelos" que habían sobrado de la peluca...
























¡¡Y tan guapos ellos!! ¿O no?


7/1/13

La edad de piedra

Los primeros carnavales de Nel fueron todos, en general, un poco improvisados. Vaya, que me acordaba de que llegaba el carnaval con un día de margen, y con mi política de no comprar disfraces, pues tocaba echarle imaginación. Menos mal que a una el hecho de compartir piso con Diógenes siempre le acaba sirviendo para tener materiales en casa...

Nel tenía 2 años, yo estaba embarazadísima de Chus, y la tarde antes del carnaval escolar me enteré de la temática: "Civilizaciones antiguas", con romanos, egipcios, vikingos, chinos, árabes... Y se me encendió la lucecita: si los alumnos del cole eran civilizaciones antiguas, Nel que aún no iba... ¡estaba sin civilizar! ¡¡un troglodita!!



Tenía en casa un buen trozo de tela de peluche marrón (no sé por qué la tenía, pero ahí estaba... y queda un montón!) así que fueron dos costuras rectas y unos cortes, sin más.

Le hice unas fundas para las botas de goma (que van grapadas al lateral de la suela, sin dolor) y unas muñequeras...

Teñí con té unos leotardos blancos que tenía del carnaval anterior (¿os acordáis de los del pitufo, tan grandes? pues aquí vuelven a estar) y una camiseta blanca...

Y con cartón duro le hice un hueso para la cabeza (la vecina me prestó la diadema para sujetarlo) y un garrote. Pintura de dedos y alkyl, una noche para secar... ¡y un troglodita!



Aquel día Nel mantuvo una de sus conversaciones más memorables...

         adulta- Nel, qué guapo... ¿cazaste un mamut?
          Nel- No.
          a- ¿un rinoceronte lanudo?
          N- No.
          a- ¿un león cavernario?
          N- No.
          a- entonces... ese hueso que llevas en la cabeza... ¿de qué es?
          N- ¡de aceituna!

(y así se crea una anécdota inolvidable en dos minutos!)

Ahora le queda estupendo a Chus, como pudimos comprobar en Nochevieja... lástima que sólo haya un carnaval al año!!


6/1/13

Lamento comunicar...

... que las suelas de zapatilla experimentales terminan en un ENORME CHASCO

Y mira que hizo falta esperar poco, eh, en unos días ya las tienen machacadas del todo...  El chasco es por partida doble, veréis:

- primero, que el material antideslizante desapareció, gastado por los derrapes, saltos y carreras con que mis hijos se desplazan por casa, deleitándonos con esa su versión de la paz del hogar. Ahora tienen este aspecto:



Están al aire unos hilos que lleva por dentro. Y resbalan. Bastante. O será que se habían acostumbrado a los derrapes con frenada corta, y ahora se estampan en la pared con mucha facilidad.

-segundo, que toda esa especie de goma blanca que falta en sus suelas, la fuimos encontrando por casa en forma de pequeños trocitos, que nos tuvieron un par de días mosqueaos pensando que eran restos de comida... ¡había por todas partes!


Así que, amado público, NO pongáis esta suela a las zapatillas... o ponédsela si os va la marcha, pero a mí luego no me digáis que no os avisé!

Y ahora, la parte buena: la goma eva dentro de las suelas sí cumple con su misión aislante, y eso que era goma eva finurria de los chinos. Esa parte del experimento, un éxito.

Bueno, y hay que aclarar que las zapatillas del padre mantienen bastante mejor la suela, se ve que su andar maduro y reposado es más compatible con los materiales de última generación... pero creo que poco a poco va perdiendo también.

Nada, yo seguiré investigando, que soy muy necia!



(Por cierto, Loreto... si estás ahí... ¿podrías darme más pistas de la alfombrilla que usaste tú y te resultó bien? Me tiene intrigada, pero no me apetece mucho probar todas las que venden los chinos y ver cómo se me desintegran por casa...)



5/1/13

Viven en un país que está lejos de aquí

Creo que nunca hice un disfraz que triunfase tanto... y me llevó unos diez minutos!



Era el carnaval de 2008, Nel tenía un año y se celebraba el 50 aniversario de Los Pitufos. Íbamos a ir al cole a ver la fiesta, y como siempre a última hora se me ocurrió que era mucho mejor llevar a Nel disfrazado. Pues nada, una bolsa de plástico azul (nada de bolsa de basura, era chiquitín y me valió con una del súper), otra blanca, unos leotardos, un jersey azul... ¡y listos! Y lo bien que queda el pañal para un disfraz de pitufo!



En el cole eran los niños de 10 y 11 años los que iban de pitufos, y lo adoptaron encantados como pitufo-bebé. Un exitazo, lo pasó bomba, y a mí me dio pena hasta tirar los trozos de plástico después de quitárselos ¡no tengo remedio!



(un momento para fijarse en los leotardos... le quedaban grandes, de hecho llevaba pantalón de pijama debajo y seguían siendo grandes... pero volverán a aparecer por aquí!)
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