1/7/12

¿Jugamos otra vez? Espiadores

Hoy otra vez juguetes hechos en casa, lo más reciclados que somos capaces, inspirados en cosas que andan por estos andurriales cibernéticos...

Últimamente hice varios de estos: los conocí a través de Pandielleando, y aunque cuando hice el primero para Chus se lo presenté como "I spy"... pues Nel empezó a preguntar qué tipo de nombre era ese... qué significaba... por qué se llamaba así... y llegó  a la conclusión de que "eso" en español se llama ESPIADOR. Pues hala, el que manda manda, no? Espiadores se llaman desde entonces.

El espiador de Chus




































Los dos primeros fueron para mis chicos, claro, le hice uno a Chus porque me llamó la atención la idea y en seguida me hicieron ver que Nel necesitaba otro. El segundo tiene la ventana más pequeña, y el relleno más troceado, y más tesoros a encontrar, porque los chicos grandes necesitan grandes retos. Los dos están hechos con recortes de tela algo guapa por delante, y un trozo de pantalón gris por detrás. Ah, y la ventana... de plástico del de forrar libros, doble capa (no del adhesivo, que cualquiera lo pone doble sin hacer burbujas!)

El espiador de Nel

Tiempo después decidí que era una buena idea para regalo, porque un regalo hecho en casa es más regalo, y porque me parecía que a cualquier niño (¡o niña, esto es unisex!) podría llamarle la atención. Siendo para regalar siempre hay que esmerarse especialmente, no? Pues pensé y pensé y pregunté por el animal favorito de Guayén...


¿Qué, se parece en algo a una ardilla? Bah, un aire... un poco sí, no??

Este lo hice con un recorte de tela marrón de... bueno, de la que se usó hace años para alargar una saya del traje de asturiana de cuando era pequeña y que le valiese a mi hermana que ya no era tan pequeña. No sé cómo se apañó el recorte en cuestión para llegar a nuestros días ¡supongo que Diógenes cuidó de él!

Y el resto son recortes de fieltro, de esas esquinas diminutas que se acumulan en una bolsa de plástico porque el precio del fieltro no está pa andar tirando milímetros cuadrados alegremente. La cola fue hecha de otra pieza, porque el trozo de tela era largo y estrecho, y aproveché para rellenarla de guata y reducir el espacio en el que buscar tesoros ¡que tampoco se trata de volverse locos!


De vez en cuando hay costumbre de que me crezcan los enanos, y en este caso el enano más que crecer se multiplicó: Guayén compartía celebración de cumple con otro amigo, y... ¡no íbamos a llegar con regalo para uno y el otro no!! Pues hale, improvisación a tope, búsqueda de retales varios y...

¿qué tal una rana para hacer compañía a la ardilla? Ni idea si es su animal favorito o si tan siquiera le gusta, pero... es que fieltro verde sí que tenía bastante, y la rana es fácil de improvisar!

Pues espero que Guayén y Nagual (eh, por cierto, ¿no son muy prestosos los nombres de estos nenos?) los disfruten... por lo menos tanto como yo haciéndolos!!

Ah, el relleno -aparte de juguetes clásicos de huevo de chocolate, esos que parece que crían por la noche y que después no valen pa na- son esos cilidros de espuma blanca que vienen a veces rellenando paquetes:

... sólo que los corto con las tijeras para hacerlos más pequeños y que escondan mejor los tesoros. Un poco trabajo de chinos, pero en un ratín (viendo Saber y Ganar es lo ideal en mi caso!) se cortan un buen montón de ellos ¡palabra!


Pues la verdad es que este juego es un descubrimiento, no había oído hablar de él en la vida, pero sí que consigue atraer la atención de los peques, y admite casi cualquier opción que se nos ocurra. Una vez más, ¡gracias Yolanda!

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