Éste últimamente se ganó el descanso a pulso... ¡y qué ganas tenía yo de dárselo, por cierto!
Es lo que utilizo de embudo para envasar la mermelada (y la salsa de tomate también, pero de eso este año poco, poco), porque tiene la abertura de abajo ancha para llenar aprisa y no atascarse con los tropezones -cuando los hay-, y la abertura de arriba amplia para que maniobre bien la garcilla o se pueda volcar directamente desde la pota o el vaso de la thermo sin derramamientos. Y el asa es una bendición para no chamuscar los dedinos en la maniobra. Y como pesa muy poco, puede dejarse apoyado dentro de un tarro sin que vuelque mientras cierras el anterior y recolocas la meseta. ¡Todo ventajas, oiga!
En realidad lo teníamos en el baúl de los juguetes para jugar como enseña Pandielleando aquí, pero pronto le vi potencial y ya el verano pasado fue mi embudo preferido. Pero vaya, que ahora por mí puede estar una temporada ejerciendo de juguete sin pasar por la cocina, que entre mermelada de mora, de ciruela, de piescu... ¡¡estoy hasta el moño de despepitar fruta y pasar calores en la cocina!!
qué buena idea!!
ResponderEliminarMerecido descanso, pero guárdalo muy bien para la siguiente temporada! Una idea bueníiiiiiiiisima!
ResponderEliminarEs una idea genial. Ahora a descansar hasta la próxima temporada y a disfrutar de toda esa mermelada.
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