4/9/12

Un año de buenas intenciones

Hace más o menos un año me di cuenta de que me quedaba sólo un año de tener un niño en casa todo el día. Vaya, que caí en la cuenta de que a Chus le faltaba un año para empezar al cole. Y reconozco que me dio más miedo que otra cosa... ¿qué iba yo a hacer con tantas horas disponibles sin un peque al que dedicarle atenciones? Después de todo, son seis años seguidos dedicándome a ver crecer a mis hijos, y de pronto parece que me va a faltar una pierna al verme sola... sin experimentos científicos... sin pintura de dedos... sin investigaciones en la web... sin bailes en el pasillo... sin paseos explorando los alrededores... sin física aplicada en el parque... ¡serán sólo cinco horas al día, pero yo no sabía qué iba a hacer con ellas! Y aunque faltaba un año, me daba miedín.

Como empezaba a ser consciente del asunto un año antes de enfrentarme a ello, decidí tomar medidas. Algo tenía que buscar para entretener mis horas...

Más o menos por el mismo tiempo, Chus dejó de usar unos pantalones cortos que había heredado de Nel -como todos- y a los que ya había hecho un hermoso siete en cada rodilla. Ya los tenía apuntando al cubo de la basura, cuando me dio por mirarlos. Los miré, y vi... pues vi muchas horas de parque, de plaza, de bicicleta, de área recreativa. Muchas caídas, escaladas, tropezones, manchurrones de comida. Muchos escapes de pis, lamparones de grasa, restregones de verdín. Muchas horas de aquel trozo de tela tapando el culete a mis niños. Y no los pude tirar. Sentimental que una se pone a veces.

Los puse encima de la mesa, los miré por un lado y por el otro, les di la vuelta una y otra vez, y al final decidí operar. Tijeras, alfileres, hilo, una costura aquí, un velcro, otra costura... Para cuando quise darme cuenta ya no había pantalones: se habían convertido en un bolso. Un bolso entrañable para mí, pero también un bolso práctico, con sus bolsillos delante y detrás, con su tamaño ideal para reuniones y paseos. Un bolso que me encantó. Este bolso:




Resultó que le gustó a más gente que a mí, y varias personas me preguntaron dónde lo había comprado. Y yo, que no estaba poco orgullosa de haber devuelto la utilidad a aquel pobre pantalón lisiado, lo contaba hinchada como un pavo: "lo hice yo, con unos pantalones viejos de los críos". Ahhhh, qué gusto daba decirlo!!!

Y como no podía ser de otra forma, de pronto un día se fusionó el orgullo del bolso creado con la inquietud del tiempo libre que se avecinaba para un año después. Decidí que iba a aprender a coser. Y punto. Tenía un año para aprender.

Hasta entonces mis costuras se limitaban a los bajos de los pantalones (nunca los dejamos en la tienda, porque vivimos aquí, y compramos en fin de semana, y los dos días de espera se nos convierten en dos o tres semanas que tardamos en volver por la tienda, y no es plan), algunos manteles y servilletas para casa, y poco más. Había cosido algo más en la época de los grupos de baile tradicional, pero de aquella todo lo cosía a mano... incluso las cinturillas de las sayas de estameña!!

Pues a lo tonto, a lo tonto, ya pasó un año de aquella declaración de intenciones. Por el camino me apunté a alguna costura colectiva, me tocó una invitación a crear en grupo, rescaté telas que no creía útiles en absoluto, me volví loca buscando otras que sabía que estaban en alguna parte, me sentí todopoderosa al pedal de la máquina algunas veces, pensé en tirarlo todo por la ventana algunas otras, me animé a abrir este blog para ir teniendo un lugar donde hablar conmigo misma sin parecer chiflada (¡y encima a veces me contesta alguien!), pero sobre todo encontré en la costura una afición y muchas horas de alegría.

Y no considero que haya aprendido a coser, qué va, ni muchísimo menos, pero al menos puedo estar contenta de haber cosido un montón de cosas que nos son útiles día a día. Pantalones y camisas para los peques, faldas y camisetas para mí, neceseres, riñoneras, bolsas, muñecos, bolsos, mochilas, estuches, monederos, zapatillas...
Así se ve todo junto (excepto los 241 del otro día, que no sé por qué no me acordé de ponerlos en la foto... ¡y cualquiera lo pone todo otra vez!!):


Desglosando...

 


Faltan cosas, claro, lo que fue hecho para regalar y voló... algún bolso, monedero, una falda y un pijama, algún juguete... pero ahora mismo esto es lo que hay en casa gracias a mi desesperación existencial de hace un año. Y una mochila en marcha. Y un montón de telas ansiosas por pasar a mejor vida.

¡¡Y seguiremos aprendiendo!!

4 comentarios:

  1. Vaya idea juntarlo todo, qué de cosas!!! Yo si diría que has aprendido a coser, haces cosas muy bonitas y elaboradas. Gracias por compartirlas ;-)

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  2. pues todo junto impresiona!! puedes venir los martes al mercado de Foz, ya tienes para un buen puesto!!!! nos vemos mañana con la mochila!!!!!!!!!!!!

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  3. Alba ccursso de costura los miercoles de 3 a 5 en Fonsa, q! t apuntas? a ver si nos ponemos un poco con el patronaje....

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  4. Qué año tan productivo!!Gracias por compartir!

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